De la misma manera que encontramos diversas emisoras de radio en las distintas frecuencias, hay varias versiones de nuestro ser vibrando en diferentes frecuencias y podemos conectar con ellas si nos detenemos a escuchar.
La calidad de nuestra escucha está condicionada por varios aspectos, entre ellos, la limpieza de nuestro canal de comunicación y el aprovechamiento de las mejores horas del día para el intercambio de mensajes.
Las sabias culturas ancestrales de la india, por ejemplo, recomiendan las horas previas a la salida del sol como el mejor tiempo para meditar, el cual ha sido ratificado por la ciencia como el horario de mejor actividad de los neurotransmisores, que son las sustancias que permiten la comunicación entre las glándulas emisoras y receptoras de información y las diferentes células del cuerpo.
En relación con la pureza de nuestro canal, es el trabajo interior disciplinado, lo que nos permite observarnos, reconocer lo que nos impide fluir libremente y encontrar maneras para transformarlo.
En mi caso, fue el encuentro con el Bhakti Yoga, una práctica basada en la filosofía de la cultura védica, lo que me ayudó a establecer la disciplina de levantarme temprano para conectar con mi interior, inicialmente a través de la meditación con mantras.
Mas allá de la manera de conectar, lo importante es destinar diariamente un espacio del día para realizar el trabajo interior, que es el que nos permitirá acceder a las versiones más elevadas de nuestro ser, facilitando que se despliegue en nuestra realidad más de nuestro ilimitado potencial.
Y Tú: ¿Has asignado en tu día a día un espacio para tu trabajo interior?
Cuéntame tu experiencia.
Me encantará leerte…