Muy pronto me di cuenta de que mi pasión era ayudar a otros. Desde niña en la escuela me hacía muy feliz explicarles a mis compañeritos aquello que no habían entendido y mi corazón se llenaba de gozo siempre que podía ayudar con lo que alguna persona necesitaba.
Al terminar la Universidad, lo que me conectaba era el tema de emprender, con el propósito de ayudar a resolver problemas y generar fuentes de trabajo para las personas con menos oportunidades. Y pensaba en proyectos grandes: Incubadoras de empresas, proyectos de desarrollo comunitario y de hacer realidad lo que no se había hecho, con una especie de afán de “salvar al mundo”.
Recuerdo a un amigo que me decía que yo siempre andaba en proyectos quijotescos…Jajaja…
Y así anduve incursionando en varias aventuras hasta que mi “gran habilidad para responder- Mi gran Responsabilidad” me llevó a hacerme cargo de las empresas familiares; y fue luego de un tiempo en esta etapa, cuando empecé a descubrir que eso no era lo único de lo que había elegido hacerme cargo en esta vida.
Comprendí que detrás de ese afán de querer asumir responsabilidades, estaba un profundo sentimiento de culpa enquistado en lo más profundo de mi inconsciente y que para poder ayudar a otros, primero tenía que ayudarme a mí y empezar a entregar a cada dueño, las responsabilidades que yo me había cargado.
Y en este proceso, lo más maravilloso ha sido descubrir que es mientras me ayudo a mí, que puedo ayudar no sólo a muchas personas sino también al planeta que habitamos.
¿Sabes qué hay detrás de tu pasión por ayudar?
Con gusto te acompaño a bucear en tu inconsciente, para que descubras lo que está causando tu insatisfacción…
Envíame un mensaje para que conversemos...